jueves, 16 de diciembre de 2010

LOS TRIÁNGULOS DE GUARDIOLA

Guardiola vive rodeado de figuras, el Pep ese ser hierático que nunca se enfada menos cuando se enfada, que ha conseguido que su equipo sea el mejor jugando a lo que antes se llamaba fútbol y que después de ver como lo practica el Barça quizás haya que cambiarlo de nombre, vive obsesionado por las figuras, hace las alineaciones pensando en las figuras, realiza las estrategias contando con las figuras, los cambios, las jugadas ensalladas, la presión y hasta los saques de puerta son ejecutados gracias a las figuras. Guardiola le debe mucho a las figuras y no me estoy refiriendo al hablar de figuras a sus estrellas, Messi, Iniesta, Villa, Xavi, ni a sus joyas Busquets o Pedro, ni a sus baluartes Valdés, Pique y Puyol, en definitiva, que al nombrar a las figuras de Guardiola no me estoy refiriendo a jugadores de carne y hueso, sino a las figuras geométricas que aparecen en cada puesta en escena del equipo de Pep y más concretamente a sus triángulos.




El triángulo, es la figura más común con la que cuenta Guardiola , el terreno de juego se llena de triángulos a medida que el Barça se apodera del esférico, la arista común de la mayoría de ellos es Xavi Hernández, asociado con Iniesta, normalmente suelen ser triángulos equiláteros los realizados en la zona central y en las inmediaciones del área rival, junto a Xavi, hay otro jugador que también tiene mucha importancia en la figura triangular y es Busquets, al tener más retrasada su posición, los triángulos en los que participa podrían catalogarse como isósceles, con desplazamientos más largos y en profundidad, para Leo Messi dejaremos el triángulo escaleno, haciendo un símil entre la hipotenusa y sus endiabladas diagonales que arrancan desde la banda, apoyándose con Pedro y Dani Alves y terminan en el corazón del área.

Guardiola utiliza el triángulo, tanto para atacar, presionar o mantener el control, pero sobre todo y lo más importante para el técnico, para sacar el balón jugado desde atrás, utilizando para ello a su portero Victor Valdés como vértice y primer atacante. Valdés era un portero inseguro con el balón en los piés y temeroso de abandonar su arco para abortar posibles balones en profundidad del contrario, pero Guardiola supo reinventarse un nuevo Valdés obligándole a ser un jugador más de campo y ejerciendo en ocasiones de central llegando al corte en jugadas que antes se convertían en manifiestas ocasiones de gol. Así consigue Guardiola sacar el balón controlado desde su propia área y no dar opción al rival de disputar balones largos y divididos en el centro del campo, para ello utiliza Pep dos triángulos uno interior con Valdés y los centrales y otro exterior, con el guardamenta y los laterales.

También utiliza el triángulo Guardiola a la hora de presionar la salida de balón del equipo rival, nada más perder el contról de la pelota e igual que si fuese una guerra de guerrillas, sus jugadores se lanzan sobre el enemigo en escuadras de a tres, rodeándolos y acosándolos sin tregua hasta conseguir su objetivo final, robar la bola.
Una vez robado el balón, se debe consumar el sacrificio, o lo que es lo mismo, marcar gol, es ahí donde los triángulos de Guardiola cobran su mayor expresión, donde los espacios son tan mínimos que sólo la perfección en el trazo y la visión extratosférica y tridimensional de sus jugadores consiguen que el objetivo final sea alcanzado con tal exactitud y maestrría que hace que los rivales perezcan simples e impotentes invitados de piedra ante tal demostración de toque, desplazamiento, desmarques y velocidad de ejecución.

Una vez adquirida la ventaja en el marcador, los triángulos se superponen a lo largo de la cancha, aparecen, desaparecen, se ralentizan, se acrecentan, se traslinéan en secuencias vertiginosas o se fusionan deteniendo el tiempo en un control de ensueño, hasta que el contrario claudica extasiado de perseguir las sombras de unos jugadores que son capaces de cambiar de vértice a la velocidad de una centella.

Todo esto es sólo una simple teoría de un modesto aficionado al buen fútbol, basta con que Leo Messi agarre el balón en medio campo y empiece a gambetear contrarios para que quede desmontada en cuestión de segundos.

1 comentario:

ANGUSTIAS dijo...

Increible, simplemente increible.
Felicidades.