miércoles, 25 de abril de 2012

MOURINHO QUÉDATE: crónica de una muerte programada

El destino es caprichoso y la suerte, la mala por supuesto, en ocasiones cruel. Las trayectorias en ocasiones se desvían del objetivo final por causas que nadie llegue a comprender, ni siquiera Pep Guardiola era capaz ayer tras la eliminación de Champions de dar una razón objetiva del motivo por el cual la superioridad demostrada por su equipo durante 180 minutos no había servido para eliminar a un Chelsea atrincherado en su área durante todo ese tiempo. Y la verdad es que si la eliminatoria hubiese durado los 180 minutos reglamentarios, el Barça estaría felizmente esperando al Madrid en la final de Munich y con las heridas del clásico y la liga prácticamente curadas. Pero los hombres de Pep olvidaron que los partidos duran 90 minutos más el descuento. Fatídico descuento, minuto 46 en Londres, gol de Drogba 1-0. Minuto 47 Camp Nou, gol de Ramires 2-1. Minuto 92 mismo feudo, gol de Torres 2-2.
Quizás el destino, la suerte o la trayectoria se la tenían guardada al todopoderoso Barça, quizá alguien se adelantó a los acontecimientos, quizá se quiso hacer leña del árbol caído cuando éste sólo se balanceaba y todavía no había crujido por la base. Quizá sean suposiciones o supersticiones mías, pero me llamó mucho la atención un hecho puntual que ocurrió durante un partido,  y más concretamente  un instante de ese encuentro que quizás hizo girar la trayectoria, la suerte o el destino de un equipo y de una afición.
25 de enero de 2012, Barcelona, Copa del Rey, cuartos de final, partido de vuelta, Barça-Madrid. El Barcelona por aquel entonces le tenía comida la moral al conjunto blanco. Le había superado en la Supercopa de España, le había ganado el primer choque liguero en el Bernabéu tras regalar un gol a los blancos en el primer minuto de juego que luego remontaron, había conquistado el mundialito de Clubes y se había impuesto en el  partido de ida de ésa eliminatoria en casa del Madrid con su juego de ataque y control de balón, volviendo a sacar a los jugadores merengues de sus casillas. El Madrid llegaba al Camp Nou prácticamente con la cuchara entregada, pero con la tranquilidad de saber que ya no tenían nada que perder por intentarlo. El entrenador blanco se dejó de especulaciones y los jugadores blancos salieron al césped sin las ataduras y correajes con  los que habían jugado en anteriores enfrentamientos. Curiosamente tras una buena mitad, con ocasiones por ambos lados el Barça se fue al descanso con una renta a favor de dos goles a cero que unidos a los dos marcados en el Bernabeu hacían un global de 4-1. Tras el medio tiempo el Barça se empezó a recrear con combinaciones imposibles, Xavi, Iniesta, Pedro, Messi trazaban líneas increíbles a ras de suelo, paredes vertiginosas sin profundidad pero que enervaban los tendidos del coso blaugrana que coreaba con olés cada pase realizado y cada filigrana de sus jugadores, tal fue el estado de éxtasis vivido que se permitieron hasta el lujo de menospreciar al rival y más concretamente al entrenador visitante, el odiado Jose Mourinho, al que cantaban desde las gradas ¡¡¡Mourinho quédate, Mourinho quédate, Mou-rin-ho  qué-da-te!!! El técnico del Madrid quizá estuviese viviendo sus peores momentos al frente del banquillo madridista, tras la derrota en liga contra su eterno rival, el 1-2 de la ida y un primer tiempo contra el Athletic Club en el que gran parte del Bernabeu pitó el juego de su equipo. Quizá superstición, quizá casualidad, pero poco después Benzemá y Cristiano empataban el partido y se ponían a un sólo tanto de pasar la eliminatoria. Fueron veinte minutos de infarto en los que el Madrid se hizo con el balón, se lanzó al ataque y el Barça se vio indefenso ante las oleadas blancas, metido en su área como ayer el Chelsea y pidiendo desesperadamente la hora, que finalmente llegó para darle al Barça la eliminatoria y al Madrid unas alas que le llevarían en pocas semanas a ponerse a 12 puntos de los catalanes en liga.
¿De aquellos barros vinieron estos lodos? Puede ser, o quizás fuesen circunstancias, hechos puntuales, quizás el público con sus estribillos alejaron el Karma positivo que traían los de Guardiola y se alió con el técnico Portugués a cambio de portarse bien y no pisar jardines prohibidos hasta el final de temporada. Lo cierto es que a raíz de aquel partido el Madrid desplegó un fútbol más ofensivo con un Ozil dedicado más a labores ofensivas que defensivas, un Benzemá participativo y determinante y un Ronaldo apabullante en su resolución. Por su parte el Barça se iba desinflando y se dejaba puntos fuera de su estadio debido a continuos desajustes defensivos y una alarmante falta de pegada de sus hombres de arriba. Una vez vista la brecha que había abierto su rival, nos les quedó más remedio que ponerse el traje de funambulista y caminar el resto de campeonato por un fino alambre que no les dejaba opción a perder pie, para llegar al duelo del Camp Nou con la mínima ventaja posible. Y no les salió mal la propuesta a los de Pep, el sábado pasado empezaron su duelo a tan sólo cuatro puntos del Madrid, distancia impensable hace apenas un mes, de haber ganado, se hubiesen colocado a tan sólo uno a falta de cuatro partidos. El choque no quedará en el recuerdo del aficionado por el buen juego desplegado, pero el resultado 1-2 a favor de los blancos parece resumir lo acontecido durante toda una temporada, fallos defensivos y problemas ofensivos del Barça, siempre a remolque de los resultados y un Madrid resolutivo y rotundo en todas sus líneas. Quizá el Barça haya llegado demasiado cansado física y mentalmente a estos dos últimos partidos, con el vértigo de la derrota a sus espaldas y la acumulación de partidos de una liga, la española, superpoblada de partidos y tan mal estructurada que tendrá que quitar una semana de preparación a su selección para que se pueda celebrar la final de la Copa del Rey. El cansancio, la mala suerte, las lesiones, un cúmulo de circunstancias, dos hechos puntuales, Chelsea, Madrid..... Lo cierto es, que aunque alguien augure el final de un ciclo y a expensas de la renovación de su técnico y gurú, el Barcelona ha muerto de pié y con las armas en las manos. Quizá como decía su técnico la pasada semana, esta temporada ya estaba ganada, aunque se vayan a quedar sin los dos títulos más valiosos, pero, y es mi opinión personal, yo creo que este equipo se levantará y seguirá haciendo historia.
Con estas, Mourinho, que lleba varias semanas sin hacer declaraciones en liga, ni falta que hace, deberá refrendar hoy contra el Bayer su labor al frente de su equipo, una eliminación hoy dejaría en poco premio la consecución de su primera y merecidísima liga en España. El Madrid es muy superior al Bayer, igual que el Barça era muy superior al Chelsea, es más yo diría que si alemanes e ingleses juntasen sus plantillas no deberían de ser capaces de superar al Madrid o al Barça por separado ni en uno ni en cien partidos seguidos, pero ayer quedó demostrado que durante 180 minutos, más el descuento, todo es posible sobre un terreno de juego.


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